¡Infancia: obra negra del ser humano de la que siempre tenemos algo que decir, lo que sea!

sábado, 5 de febrero de 2011

LABIAL DE PUTA

¡Hace rato que me fuí de tus labios!
Díjome el labial que lleve la otra noche
Se fue pegado de mi cigarro
Ese que fume mientras cagaba en el precioso baño de un motel
Cuando saqué el primer soplo, me dolió la boca, no podía explicarlo, pero se me hizo imposible despegar el tabaco, en el filtro se me fue un pedazo de piel. No lo sabía, ya lo sé.
¡Hace rato que me fui de tus labios!
Díjome el labial que llevaba la otra noche
Era Púrpura almendro, recuerdo griego del cliente gringo, al que le gustaba que jugáramos a que era un bebé, vomitarse y tomar seno, cuál recién nacido sin pena ni gloria, con una mamá medio puta y con su afán por cubrir su complejo edipezco, Gomezjattiniano, que le llenaba el alma.
¿Qué pasó con ese filtro?
Se fue a volar con la mierda, por el conducto del inodoro y desfalleció, porque prefería besar excremento por siempre, que verme vuelta mierda por tres pesos mal pagos, en cuerpos casi asfixiantes de venenos ambulantes, de camillas mal hechas, de moteles con pulgas, de sudores extraordinarios de galería, de caspa de toda una vida y de mugre en las uñas como color único y posible, de aromos agrios y de miradas nubladas.
Ya se ha ido el labial y qué envidia, seguimos nadando en los mismos mares, llenos de hombres y de sombras de ellos, de sus restos y de sus no-nombres.

No ha cambiado de mundo, únicamente de forma.

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